lunes, 6 de junio de 2011

EVOLUCIÓN DE LAS ESTRELLAS

Las estrellas jóvenes brillan con una luz blanca o azul de gran intensidad durante millones de años. Se cree que esta fase de la vida de una estrella de tamaño medio dura 10.000 millones de años (se considera que nuestro Sol tiene 5.000 millones de años). Según van envejeciendo, el brillo de las estrellas disminuye, hasta que, cuando se agotan los gases que contienen en su interior, mueren.
Las estrellas de un tamaño parecido o algo menor que el Sol, al morir, se expanden y se calientan, y se vuelven rojas: por eso se les llama gigantes rojas.
En su última etapa, las que resultan mayores que el Sol se convierten en supergigantes rojas, que acaban por explotar, llamándose entonces supernovas.



Las que son mucho menores que el Sol, en esta última etapa se contraen y, como su luz es blanca, se les llama enanas blancas. Por su elevada densidad (imaginemos una pelota de tenis que pesase igual que un camión) se cree que llegan a colapsarse, dando origen a los agujeros negros, que son “cuerpos” en el espacio de los que nada, ni materia ni energía, puede escapar.

Mirando el cielo una noche estrellada, ¿te has preguntado alguna vez cuántas estrellas habrá? ¿Y cuántas de ellas podemos ver?
El número de estrellas que podemos observar a simple vista desde la Tierra se ha calculado en unas 8.000, la mitad en el hemisferio norte celeste y la otra mitad en el sur. Durante la noche no se pueden ver más de 2.000 al mismo tiempo en cada hemisferio. A las demás las ocultan la neblina atmosférica, sobre todo cerca del horizonte, y la pálida luz del cielo.
Los astrónomos han calculado que el número de estrellas de la Vía Láctea, la galaxia en la que nos encontramos, asciende a cientos de miles de millones. A su vez, la Vía Láctea es solo una más de entre los varios cientos de millones de galaxias que se pueden ver mediante los potentes telescopios modernos.

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